CARMELA SE VA DE VIAJE CAMINANDO


                                                       Por: Lily Sánchez

Es increíble lo mucho que te puede afectar el maltrato de una persona a la que quisiste mucho. Salió a caminar a la calle Fernandito le iba a entregar su celular, se lo olvidó en su casa hace una semana y la verdad no le preocupaba estar desconectada, es más se sentía bien, su teléfono móvil la aturdía y hasta le quitaba tiempo; siempre solían ser: llamadas de trabajo, llamadas para salir; pero muy pocas para saber cómo estaba ella.
Fernandito nunca apareció, y no podía llamarla, ya que se llamaría a sí mismo. ¡Caminar! ¡Caminar! Ella sólo quiere caminar, las plazas le traen recuerdos con Fausta; observa a la gente, en su mayoría turistas, le llaman la atención las ojeras de muchos de ellos. ¿Estarán tristes, como lo está ella ahora? La manera exótica de su vestimenta le parece una cosa ridícula; sigue caminando: admira la artificial belleza de dos transexuales ¡Qué estéticos son!

Pantigo Rodríguez hará una presentación de sus pinturas en el Cultural; caminando llega hasta allí; no le interesa estar acompañada; sabe que sus pensamientos no se irán, siempre habitarán en su mente; no es un genio, pero cree en sus críticas. El dramatismo y miseria que reflejan las pinturas la deprimen aún más y recuerda a Jean Valjean; las casas de Pantigo muestran una pobreza que no sólo se ve en las periferias que son normales en la realidad, entonces vuelve a lanzar una pregunta a sí misma ¿Soportará la tierra el peso de todas las viviendas? ¿Y si todas fueran de concreto, se habrá hecho un buen estudio de la tierra antes de construirlas? Las pinturas muestran lo cotidiano; casas de paja; cortinas de rafia, palos, piedras y sillares; en sus cuadros ninguna persona sonríe. ¿Serán infelices? Sin embargo si lo son o no; sabe que las casas no son el motivo; lamentablemente es la realidad que te abofetea instante a instante.
En el siguiente salón no todo es blanco y negro, hay colores; Pantigoso muestra el lado trabajador de los campesinos, ella comprende que en el pueblo chico que ha creado el pintor la gente que está dentro de los cuadros encuentra armonía; se dirige hacia la puerta y ve a Oscar que esconde un vino es su bolsillo izquierdo, conversan intrigados de las películas que habrá en la agenda cultural; de pronto Mariet se aparece oponiendo a Fernandito que nunca llegó.

-¡Es el destino! -dicen los tres al unísono. -¡Vamos a fumarnos un porro! -propone Mariet. -Todavía no, quiero ver la expo -dice Oscar. -¡Vamos!

Oscar queda cautivado por la luna como clara de huevo que muestra la primera pintura; es cierto esa pintura ha encapsulado la nocturna vida de las zonas rurales y son esos rápidos sueños y tempranas madrugadas en los que la gente guarda su esencia.

-¡Me voy a la sierra! -añade ella- deseo viajar, quiero reflexionar por otros lares; necesito viajar y andar en burro y con sombrero de paja como las personas de estas pinturas 
- Estas imágenes están ambientadas en las zonas andinas de Arequipa ¡No lo has notado! -espeta Oscar. 
-Quizás no deba alejarme tanto. -¡Vamos a San Lázaro! -insiste Mariet, llenando su pipa-. A mí me gustó la rata muerta atrapada en la trampa, la agarraron justo del cuello, la partieron en dos ¡Hay que ponerle un nombre! ¿Qué te parece Faustina? -¡Ja! Como la Fausta, sabes ha creado un chisme y me está involucrando, me está calumniando; es mi amiga le paso muchas wadas y la verdad esta me está dando como las otras mucha risa ¡me orino! 
-No ¡Cho! Pepe me ha dicho que está hablando mal, que entre las dos se acuchillan; y si bien es cierto ella creo el rumor del “Herpes en Pepe”, alguna de ustedes dos tendría que confirmarlo; la Fausta ya me hizo eso a mí es bien egocentrista; alabanciosa; para zafarse del chisme te va a echar la torta. -¡Yo la conozco! Sólo esperemos que pase, así como estoy esperando que pase el tiempo para poder irme a otros lares. -Mira: te enseño una conversa que tengo en el cel de toditito lo que ella habla de ti.

Oscar ha terminado por abrir el vino, todo tipo de fotógrafos han invadido San Lázaro y luego de tres brindis y de sentirse acosados por las cámaras; cual famoso con paparazzi, se pierden en los laberintos de dicho barrio; buscan la salida pues su próximo destino es Tambo de Bronce. Han estado quejándose de la gente que algún día quisieron, preguntándose al unísono: ¿por qué se cruzaron en nuestros destinos? Hablar de lo que pudo o no pudo ser… se vuelve absurdo.

En el tambo se dirigen hacia la última banca que esta frente a una chata palmera ¡Vaya noche de contradicciones!, piensan. Fueron con toda la intención de escuchar el concierto que aún no había sucedido, pero lo único que escucharon fue el canto intelectual de sus voces que animosamente explayaban hablares poéticos; conversas de guiones de cine y citas textuales de los últimos libros leídos. La botella ha cumplido su deber y ahora esta vacía. Ella se ha resignado, se propone ya no confiar más en falsas estéticas; los tres caminan rumbo a sus hogares; un vagabundo escucha su conversación de camino a casa y se enoja.

-¿Ya estás acostumbrado a ser un poeta nocturno, Oscar? -Sí, es más tranquilo. -Pero la calle es bien peligrosa a altas horas de la noche; incluso por eso no muchas mujeres salen, tienen temor, piensan que las pueden violar… -A los hombres también los violan -añade Oscar. Y el confundido vagabundo se incluye en la conversación diciendo: 

-Tú que me violas y yo que te muerdo las bolas.

Caminando. Siguen caminando, ella se encuentra con el transexual estéticamente bello, lo observa parado en la esquina de la zona rosa, se ha puesto extensiones pero sigue con la misma ropa. Entonces recuerda a la cambiante Fausta y a Rocío su hermana que dejó de hablarle después de haber sido su confidente de la niñez y de la adolescencia, pero que, de un momento a otro, cambió y se volvió creída y prejuiciosa; piensa también en la envidia en lo maliciosas que se vuelven las mujeres cuando esa escoria se les mete; quizás por eso alguna vez quiso ser hombre porque creía que entre ellos existía un código de lealtad, no obstante, despierta y vuelve a su realidad, se siente traicionada y alista sus maletas para ya no juntarse más con Fausta.


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