LIRIOS BLANCOS

Tiene tres hijas y un aborto. El cuarto feto, en su anhelo iba a ser varón, por un momento pensó en la posibilidad de anidarlo en su vientre por nueve meses, era lo ideal, no obstante, lo real superaba las fronteras de su economía, el arrendatario venía puntual a cobrar el alquiler de su hogar.
Ese hogar tan disfuncional como el que de alguna vez huyó, ahora su madre venía a verla los sábados por la tarde, nunca le contó a ella la decisión que tomo, probablemente se lo hubiera impedido o por lo menos era lo que ella creía. Su madre tuvo seis hijos y tres abortos.
A quien si se lo dijo fue al padre de las niñas, aquel niño no va a existir, le dijo. Él hombre mostro indiferencia ante la noticia y dejo todo en las manos de la entregada madre, no iba a ser suficiente la ropa de bebé que guardaba todavía en los cajones y la leche que la hacía sufrir de mastitis cuando amamantaba, un niño no vive solo de amor, pensó, recordó también que si le hubiera hecho caso al padre de las niñas y las hubiera abortado antes de tenerlas se hubiera ahorrado muchas lágrimas y bastante sufrimiento.
Además, el padre de las niñas ya no estaba con ella, cuando él venía a visitar a sus hijas y se hacia tarde, la todavía enamorada mujer le proponía quedarse, aunque eso implicaba acogerlo en su cama y sufrir el recuerdo de su extinto amor, lo que más lamentaba ella, era intentar algo imposible, como por ejemplo traer al mundo a un niño que en el fondo no iba a tener padre.
Porque en el fondo él no iba ni siquiera por sus hijas a la casa arrendada, ni por ella, era egoísmo, en la mañana antes de partir se lo decía claramente: Esto solo ha sido sexo, no pienses que hemos hecho el amor.
Directamente ella era madre soltera, pero no quería asumir la realidad, pagaba el alquiler, compraba los alimentos y costeaba las salidas, el padre de las niñas, solo era un caballero de compañía o niñero de las niñas, cuando ella se iba a trabajar para buscar el sustento.
En el trabajo una de sus compañeras le dijo: Cuando quieres abortar tienes que hacerlo apenas te enteras, porque si no el feto crece y es peor para ti. Esa misma tarde fue a iniciar el proceso de exterminación, iba asumiendo la realidad, de ahora en adelante iba a ser una señora sin señor al costado, matar al niño, era al mismo tiempo matar el poco cariño que le tenía a su caballero de compañía.
Lloró por lo tonta que había sido todo ese tiempo, se aferró tanto a lo imposible, él nunca la amo, ella se encapricho con él y hasta se dio cuenta que inconscientemente había tenido a las niñas para retenerlo, ahora él la odiaba por obligarlo a ser padre y ella lo aborrecía todavía más por haberla vuelto una asesina.

Compro lirios y los puso en el florero del comedor, resignada se puso a contemplarlos, y en su imaginario, por instinto descubrió que aquel angelito hubiera sido niña, y que hermoso hubiese sido ponerle Blanca.

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