La calle habla
No importa que llores.
Llora, hijo, porque si no, se
te puede partir el corazón.”
Los ríos profundos
José María Arguedas.
Dedicado a las chicas párvulas.
CALLES
CULTURALES
Llora un niño que no quiere viajar
recuerdo
sentada a su costado que:
“…la estructura de la fábula es pertinente al objeto
deseado”
mientras tú cargas la mochila
y te matriculas por los dos
aunque estemos enfrentados
sacudes los trajes
para poner de pie al alma
desatando hecatombes entre mis piernas
en la noche
que contempla mi estrella
esta estrella que pesa tanto
en un mundo patas arriba,
al igual pesan,
mis eternas ganas de querer dejar
la universidad
y rendirme
entre tus mares,
cuando rompes lo idealizado.
No huyo,
el desamor c
a
e
en las calles culturales
de mi memoria.
Se hilvana, nuevamente,
una fábula,
es la “idea de familia”
desilusionada, te despacho a tu casa
mientras escribo mentiras
en mi libro de ficción
y anhelo un viaje a tu mar en Mollendo
solo para ver como tus olas rompen en mi orilla.
CALLE
DE LÁGRIMAS
Mis deseo, construcciones ingenuas
ni siquiera mil rosarios podrán consolar
no se pueden cubrir
penosas circunstancias
ni un milagro
podría cambiar los designios del tiempo,
tiempo / pausa,
estancada Calle de lágrimas
tragedia
rondan deseos,
mientras se deconstruye
una idea de hogar,
las niñas también nacieron llorando
a la segunda nunca la llamamos Rosario,
a los siete meses llorábamos por no haber escogido
nombre,
el frío solitario
en La Calle nocturna de lágrimas;
no me permitía abrigar a mi hija, ni a mis hijas;
les daba calor una máquina – madre
salgo
lo demás queda en la Calle,
recé mil rosarios pidiendo que vuelvas,
La realidad es distinta a lo que muchas veces
añoramos.
TAZA
DE TÉ
Busca, mi lenguaje
es un brebaje
para bocas
de sucios dientes picados
por la curiosidad,
con dolor de muelas
que provocan jaquecas
en el cerebro
donde se encuentra
un poema con una abstracta silueta
Si la musa es ,
una mujer con genio y figura,
que ha de tener negro y vacío el corazón,
el poema quedará en el olvido
como un perfume sin esencia,
pero si la dulzura
hace que se piquen los dientes,
la etimología de mi ciencia,
será un brebaje,
cuyo lenguaje
reconstruirá tazas rotas,
tazas de té que giran en la rueda de la fortuna,
hasta romperse
como un corazón que cae al piso
y se quiebra en mil pedazos.
BALSA
EN PLENA GUERRA
Sácate la flecha
que atraviesa tu garganta
la cúspide de los tiempos difíciles ya paso.
El mundo no se acaba
porque
alguien deja de quererte,
es mejor estar sola
a tener difícil compañía.
recuerda, que puedes dirigir esta balsa
con un solo remo.
en las aguas de un mar
denominado perdón.
IDEA
DE HOGAR
En un limbo llamado familia
se encuentran
manos gastadas / ilusionadas
abrazaron vientres,
por siete meses.
Niña:
Te cepillaré el cabello sin mis dedos de aguja
Te arroparé con las uñas bien cortadas y me
Tragaré mi lengua afilada, cuando te sepa señorita.
No recuerdo como cumplí 18
porque nací a los 17,
te cuento
del vientre de mi madre,
nunca olvidé la posición fetal
así me mantuve por más de una década,
acurrucada
en el vientre de una calle con mucha alma,
sufriendo el desapego,
en una casa
que me parió en sociedad a los 17,
pero me asfixió
a la edad de los mares,
de donde salí agüita
como lágrima que sale de tus ojos.
DES
– ORDEN
No me encuentro en las palabras
saboteadas por mi inmadurez,
me hallo retirada del mundo que creía parte de mí
ubicada en medio de quehaceres y risas
lumbalgia y colerina.
Ardiendo de amor en soledad,
pensando en cuál será el poema para mi muerte,
mientras tanto vivo
visitando lo bueno del pasado
y me ubico en un mundo que no me perteneció
pero que indudablemente
siempre fue mío.
SUBURBIOS
Porque yo también tengo calle,
y pienso en la muerte
cuando aúllan los perros
haciéndome sentir
este dolor profundo en el pecho:
la reja
de mi generosidad;
y explota
en su zona de confort,
donde hay más desorden
que en los suburbios
turbios
y siniestros;
y la desconfianza
no me permite compartir
media Luna de palabras.
Y mi pecho es una jaula de resonancia
donde abundan estudiantes
caminantes como robots;
reos por la derrota,
y
el DOTA;
por la avaricia; y el poder salpica,
mancha
chorrea colores tenebrosos;
dobla la esquina,
crea túneles,
y escapa con su súper capa,
a los Malls;
para regodearse
en los anaqueles de la pobreza
roñosa por la calle sin fronteras;
mirándome fijamente a los ojos,
persiguiéndome como loca,
plañida por el salivazo verde;
y
grita
hasta convertir palabras por piedras espaciales;
volviéndose obstáculo,
mientras caminas al lado mío
por la vereda del Sol, y el calle, calle
callejón
calleja vieja,
y
cansada
de perdonar a sus hijas
recitando
los versos más tristes
en los parques
para fumadores de nubes sólidas
donde corren
rumores como hojas secas:
con una escritura que dice: “La calle esta dura.”
Cinco de la mañana;
abren los mercados sus boquetes infernales;
camino por la
Calle Nueva: plagada de sucesos;
detrás de las ambulancias
se recoge como un muerto,
la resaca de lo vivido;
un par de lentes oscuros, por favor;
los comerciantes explotan en mi cara,
salen del túnel,
donde espera
la muerte
musculosa; y fuerte
abrazo las agallas del poder
para reclamarme,
porque también te tengo,
CALLE,
aunque estés guardada
en los sobres de carta
donde escribo con la lengua,
la liberación de los analfabetos estudiantes
aspiran y respiran
pero no miran.
Padre, escogí la poesía
porque es
otro camino.
RUINAS
El vómito espacial que limpié
para obtener este lienzo en blanco
donde dejo mis registros,
es el suelo de los suburbios
que sostienen las ruinas
de casonas
consumidas por dentro
casonas
de sillar carcomido por el tiempo,
viejas casas
en una calle nueva,
que guarda su registro
en la fertilidad,
atribuida
a madres paridoras
que dan a sus hijos
a las calles,
donde vomitan los polizontes
luego de salir de la máquina
y
siguen vomitando
las fértiles,
al sostener a los hijos de los suburbios
en su estirada piel;
as consumirán por dentro
y por fuera,
mientras ellas suben
y bajan las
g
r
a
d
a
s
arrastrándose
dentro de ruinas
de casas demolidas s s s
espacios
que guardan
historias nocturnas
en sus fachadas,
donde las kinesiólogas pelean con sus jefes
y borrachos
niegan sus delitos.
Ellas se arrastraban
y avanzaban en el vómito
de las calles de los suburbios,
donde al igual que Hemingway:
eran muy pobres,
pero muy felices.
SIN
RUMBO
Alucinado
este es mi espacio
en el corazón de la
manzana
el corazón transita sus cuadras;
corazón que rápido late
sin rumbo,
con el miedo del duende;
y la protección de La Sarita,
porque estás quemando
las neuróticas neuronas,
mientras nos muerde la noche.
Yo protejo mis ruedas,
miro a través de mis vidrios,
mis ojos se abren
como platos
en la zona roja
del luminoso lapicero;
Pero,
doblamos direcciones
para que no nos coma
la noche;
mientras fumamos,
fumamos, fum a m o s s s;
y nos vamos perdiendo
entre el humo, y la niebla
de los suburbios:
en busca de las luces opacas
de los callejones oscuros,
en tinieblas,
sin rumbo.
COMENTARIOS ACERCA DEL LIBRO
La
calle habla de Lily Sánchez, es la combinación de
lo personal, familiar, maternidad difícil de una mujer joven, con una vocación
real por no dejar la calle ni sus ritmos y protagonistas. Esta dialéctica no es
sencilla menos cuando se empieza con la escritura; Antonio Cisneros hablaba de
eso sobre sus primeros libros y lo resolvió bien en Canto ceremonial, en este caso Lily lo resuelve con La calle habla un poemario con un tono
entre frescura y dramatismo que me agrada.
César
Ángeles
La verdad me ha gustado
mucho este poemario, hay mucho dolor y mucha honestidad, muchas ganas de que se
entienda que hay una voz que más que hablarnos al oído, nos habla al corazón. Y
hoy que hay mucho neobarrocos sueltos, estos poemas deben volar como aves
sueltas o abrirse como cielos después de la lluvia, ya que transmiten más que
una antena radioactiva o que una orquesta de cámara y todo va a ser más
luminoso cuando estos poemas se hagan a la mar.
Seguro hay algunos
detalles que, como una pared, pueden tarrajearse 'ad infinitum', pero quizás el
'quid' del asunto sea dejar todo tal como está.
Rodolfo Ybarra
PALABRAS
PARA LILY
Hoy Lily es una mujer
joven que enfrenta la creación literaria desde su propia realidad: la de una
mujer que tiene tres hijas y, con coraje y buen humor, trata de salir adelante,
escribir poesía y avanzar en sus estudios universitarios. Sin embargo, como
puede verse en sus versos, su reír alegre y contagioso, su actitud en
apariencia despreocupada, esconde unas vivencias duras, dolorosas y fuertes,
vivencias de su cuerpo -como expresa en “Matriz, un poema que me remeció de
pies a cabeza- como también vivencias ligadas a la vida familiar y amorosa que
ella expresa con bella crudeza en sus poemas.
“De la mezcla: libertad
censurada, surge la mujer de madera, a la que deben tallarle un sístole y un
diástole, ese que fue cesado violentamente por la seducción del olvido y la
indiferencia”, escribe Lily en “La mujer de madera”. Y en “Des-orden”, dice:
“Ardiendo de amor en soledad, pensando en cuál será el poema para mi muerte”.
En otro poema, el anteriormente citado “Matriz” (que se encuentra en Rolo - D), leemos: “soy yo la que sangra,
soy yo, sí, la que sostiene esta herida abierta, la que calla y esconde,
solitaria, el dolor de tu indiferencia cuando entras en la cama y te desnudas”.
Es un poema carnal que desmitifica la relación amorosa, sexual, desde una
perspectiva femenina. Un poema que nada tiene que envidiar a los de una ahora
famosa “chica mala de la historia”.
No quiero concluir este
pequeño texto escrito desde la amistad y el cariño, pero también la sinceridad,
sin expresar claramente mi homenaje a una mujer como Lily Sánchez. Una mujer
libre, osada, emprendedora, nada puritana. Una mujer que me honra con su
amistad. Una mujer que escribe: “frustrante cuando quieres llegar a un lugar y
no llegas porque te ha tragado la niebla”, como adivinando lo que me ocurre al
redactar estas líneas.
José Rosas Ribeyro
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