Tres libros de novel poesía tacneña.


POESÍA TACNEÑA
Tres poetas, tres libros, tres reseñas.

LIRICO INTERRUPTUS
Luz Luque Barcena
Kunnih Munnah Editores
40 pág.


Lirico interumpus, alude al coitus interruptus de una voz ninfómana que canta “la poesía en los sanatorios / en los desagües / en los cyber / entre sus cápsulas recién llegadas de la droge store / en los autobuses y en los burdeles.” Una voz amateur que advierte: “… un universo tránsfugo, donde la concepción de flores brotan bestias, donde los gatos se enredan entre sus lenguas y las termitas se pelean por un pasaporte al delirio”.
En esta entrega, Luz Luque Barcena se despoja de sus prendas en un striptease literario donde confiesa: “hace años me destruyeron la vida, ahora me la resucitas con tus ácidos” reflejando sus adicciones - vicios (drogas, sexo, literatura) y su depresión: “… por eso puedo decirte/ que soy un ser asintomático, sin soplo, sin deseo de supervivencia.” Donde el cobijo a su necesidad inconsciente parte de su sexualidad, de su erotismo, de un anhelo lacerante que no concluye, o mejor dicho, de un coitus interruptus, que va más allá de lo carnal, que se remite a la escritura, un grito, que tiene mucho de autobiográfico porque si no, no sería escritura.
En “Lirico interruptus”, el final roza el miedo; la tristeza y la muerte, una muerte en vida, que la autora describe como: la procesión de los occisos, multitudes atrapadas por el sistema y la rutina; insatisfacción en toda su magnitud, plañida por placeres instantáneos, decadencia en un azul prostituido.
Necesidades no cubiertas, se surcan su salvación en la poesía.

LENGUA EN SU SALSA
Julio Puma
72 pág.
Editorial PERRO CALATO

La imagen puede contener: una o varias personas y textoEl título “Lengua en su salsa” no es atribuido a ningún arte culinario, es más un proceso de crecimiento donde el tiempo inevitablemente nos llevará a la muerte;  tan así, que el autor sugiere: “pruébese de vez en cuando / saque la punta de su lengua/ hacia lo más nocturno y palpitante…” porque en ese camino llamado vida; se dicen e influyen tantas cosas…, como por ejemplo: la cultura popular, donde Gregorio; Juliana; La Pastorita Huaracina; Condemayta de Acomayo; entre otros, denotan la heterogeneidad y humor del poeta, que regresa a Adán y Eva y recurre a Janis Joplin, para expresar con ternura el amor hacia su ninfa en versos, donde el tiempo cumple un rol importante: “ámame mañana y hazme como siempre la mielítica pregunta: ¿¡Quién es la más bella!? ¿La Luna, o yo? ¿Tu ex enamorada, o yo?” donde el poeta: “es un pobre que, siempre lleva en el bolsillo, un RICO poema”, donde se cuestiona a los escritores, mientras ellos reencarnan en actos de la vida cotidiana, como reír por ejemplo, donde en “todo el sentido de la palabra” CRECER es una duda, donde nace un Puma para morir tarde o temprano.


ARMILAR
Ives Alejandro Vizcarra Eduardo
78 pág.
Autoedición.


Armilar, desborda naturalismo, ora del poeta que trata de encontrarse a sí mismo; ora de los poemas que reflejan una naturaleza donde la bóveda celeste y el mar cumplen un rol importante al igual que el alma de Armilar, poemario dividido en cinco etapas: Pergaminos devastados; Ánimas rotas; Senderos y Espejismos; El Poniente y los Barcos y Las hojas del Ocaso; un poemario dedicado a lo que ya no se es, ( una búsqueda de identidad ) cuya portada ilustró el mismo autor,  quien considera sensiblemente la apagada voz del árbol; las pausas; el silencio; los sueños; y la escritura, en un entorno donde se halla sobreviviendo al amor de una mujer, mientras el alma espera en “vagones de trenes” con un sinsabor existencialista que solo quiere ENCONTRAR ese ser que ya no es.
En Armilar cada separación marca etapas, se recurre constantemente a la figura de las estrellas y a la imagen de la mar – madre y a los elementos que rodean en paisaje: arena; faroles; ocasos, y demás. Este cuestionamiento con la identidad se resuelve con el acercamiento a la madre naturaleza o como diría el autor: “ con las estrías con las que te lame el mar”, u océano padre que te acerca al lado familiar, de donde finalmente tenemos nuestros primeros conceptos de identidad.

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